domingo, 30 de enero de 2011

Mitos y errores en la alimentación


La palabra mito se relaciona con fábulas y cuentos. En relación a los mitos alimentarios, existen leyendas acerca de ciertos alimentos sin ningún fundamento científico. Nos alimentamos de ellos desde que nacemos y recibimos información a través de muchos medios que nos informan sobre qué alimentos nos conviene o cuáles nos perjudican, qué dieta es más efectiva,…. Todos estos mitos pueden influir en nuestro comportamiento alimentario y, como consecuencia de ello, afectar a nuestra salud. Vamos ahora a informar sobre la falsedad de algunos mitos alimentarios muy extendidos.


“El pan engorda”
El pan es un alimento del grupo de los farináceos (cereales, pasta, arroz,…) y es rico en azúcares complejos, siendo el nutriente que necesitamos en mayor proporción. El pan ha de formar parte de nuestra alimentación diaria y lo que hace aumentar las calorías es, muchas veces, con lo que lo acompañamos (salsa, mantequilla, embutido,…). Engorda consumir a lo largo del día más energía de la que gastamos, no un alimento en concreto.

“Los productos integrales adelgazan”
Los cereales integrales se diferencian de los refinados en que tienen un mayor contenido de fibra y minerales, pero su contenido energético es el mismo. Es decir, contienen las mismas calorías. La fibra posee un poder saciante y puede ayudar en el control del peso porque evita comer más cantidad de otros alimentos. También regula el tránsito intestinal y evita los picos glucémicos. Por ello, es recomendable el consumo de productos integrales pero no es recomendable el consumo de grandes cantidades de los mismos.

 “Beber agua durante la comida engorda”
El agua es un alimento que no aporta calorías, por lo tanto no engorda, ya se tome antes, durante o después de comer. Es necesaria para vivir ya que hidrata nuestro cuerpo, transporta ciertos nutrientes y es el medio donde se realizan las reacciones químicas de nuestro metabolismo diario.

“Tomar la fruta como postre engorda”
La fruta aporta las mismas calorías antes, durante o después de comer. La fruta es un alimento rico en fibra y, por este motivo, en el control del peso se recomienda incluso consumirla antes, ya que su poder saciante evita consumir mayor cantidad de otros alimentos. En definitiva, el aporte energético no interfiere en el orden en que se ingieren los alimentos sino en los alimentos que se eligen y su cantidad.

“Los frutos secos engordan”
Tampoco engordan los frutos secos por sí mismos. Y tienen efecto saciente que pueden ayudar a controlar el peso. Pero si se consumen en grandes cantidades y como suplementos de nuestra alimentación, nos harán ganar peso.

“Las grasas vegetales son más sanas que las grasas animales”
Las grasas vegetales o aceites son más saludables que las animales excepto las grasas de coco o palma. Estas dos grasas, aun siendo vegetales, son saturadas y, por tanto, perjudiciales. Tienen la capacidad de aumentar el colesterol sanguíneo y son perjudiciales para la salud cardiovascular. Estas dos grasas son más baratas y por ello se utilizan mucho en la industria alimentaria. Por lo tanto es importante leer las etiquetas y desechar los productos que contengan "grasas o aceites vegetales" pues utilizan el aceite de coco o palma. En cambio, los aceites de oliva y de semillas (girasol, maíz, soja) contienen grasas insaturadas que ayudan a reducir los niveles de colesterol en sangre. Su único inconveniente es que la industria alimentaria no los utiliza tanto porque son más caros.
Cualquier producto que se compre se debe leer la lista de ingredientes y elegir la que contenga aceite de oliva o girasol o soja o maíz. Si en la etiqueta sólo pone "aceite vegetal", es mejor desechar aquel producto.

“Los productos light son más sanos y ayudan a adelgazar”
Otro mito muy extendido en la actualidad son los productos light. El término light se utiliza para referirse a un producto cuando existe el producto no light o de referencia (por ejemplo, queso en porciones y queso en porciones light) y han reducido o eliminado como mínimo un 30% de las calorías totales. Esto significa que el producto light aporta menos calorías que el de referencia pero sigue teniendo calorías. Si se abusa de estos productos se puede desequilibrar la ingesta energética y consumir más energía de la que gastamos y, por lo tanto, hacernos engordar.

Natalia Moragues Fernández
www.alvida.es

martes, 25 de enero de 2011

Qúe engorda, qué adelgaza



 Hoy en día, un mito muy de moda,  pero no justificado, es clasificar a los alimentos en función de si engordan o de si adelgazan. Además, la industria alimentaria ha utilizado este filón para producir alimentos light, alimentos bajos en calorías o alimentos para perder peso. Toda esta sobreinformación puede confundir al consumidor y muchas veces conducir a todo lo contrario: a una alimentación desequilibrada y dañina para nuestra salud.


TODOS los alimentos, excepto el agua, aportan calorías. Por lo tanto, se engorda cuando el consumo de energía total es mayor al gasto, y se adelgaza cuando el consumo es menor al gasto.

Existe la falsa creencia de alimentos que adelgazan como, por ejemplo, el beber zumo de limón en ayunas o tomar alimentos con energía negativa. También es falsa la creencia de que los alimentos light adelgazan. El concepto light significa que han disminuido una parte de la energía total del producto, es decir, han rebajado las calorías, pero esto no significa que no aporte calorías. Por lo tanto, si se abusa de estos productos, se aumentan las calorías totales de la dieta y se tiende a engordar.

La creencia de que los cereales (pan, pasta, arroz, maíz,…) engordan también es falsa. Los cereales son la base de nuestra alimentación y se deben consumir a diario. Aportan muy poca grasa y son ricos en azúcares complejos. Los azúcares o hidratos de carbono son la energía que necesita nuestro cuerpo para funcionar. Y si son complejos se absorben más lentamente y no producen picos de azúcar en sangre. La cantidad de pan consumida en el día es lo que va a hacer que engordemos pero no es el pan en sí mismo el que nos haga engordar. Tampoco engordan los frutos secos por ellos mismos. Además, los frutos secos tienen efecto saciante que pueden ayudar a reducir el peso, pero si se consumen en grandes cantidades y como suplementos de nuestra alimentación, nos harán ganar peso.

En definitiva, en el global de la dieta se consumen distintos alimentos y en distinta cantidad, y lo que influye en el peso es la dieta de todo el día y no un alimento por él mismo.
 


Natalia Moragues Fernández

jueves, 20 de enero de 2011

Comer de forma saludable en el trabajo


El ritmo y el cambio en los roles de la vida diaria han generado una serie de modificaciones en nuestros hábitos diarios de alimentación. Con la incorporación de la mujer al trabajo y la falta de tiempo cada vez es más frecuente que la gente coma fuera de casa.
En la alimentación es necesario conservar el equilibrio que suministre en su justa medida las sustancias que necesitamos para nuestra vida diaria. Y sobre todo para quienes comen fuera de casa, es vital que aprendan a nutrirse adecuadamente.
La forma en que comemos fuera puede ofrecer alternativas muy diversas:


  • Fast-food (“comida rápida” o “comida basura”), esta dieta suele incluir muchas grasas de origen animal (que favorecen la aparición de altos niveles de colesterol), pocas verduras y legumbres (cuando éstas son altamente recomendadas en la prevención del cáncer), demasiada sal (que a medio plazo aporta un alto riesgo de hipertensión), pocas o ninguna vitamina, y unas proteínas e hidratos de carbono sin muchas cualidades nutricionales (lo que implica un desequilibrio energético y de los nutrientes necesarios).
  • La “dieta de fiambrera” traída de casa significa, al menos, cocina casera. Hay que tener un especial cuidado, en este caso, de reservar siempre espacio para verduras y fruta fresca, que mantengan las vitaminas y propiedades nutricionales que en muchos casos pierde la comida caliente (sobre todo con el paso de las horas).
  • En cuanto a los restaurantes o los menús de los comedores de empresa, depende de nosotros la correcta elección de los platos a elegir, que diariamente conformarán nuestra dieta. Cuando se coma fuera de casa, se deberían mantener siempre la mayor variabilidad posible en los platos y comidas. 

Algunas recomendaciones para optimizar la dieta en ambos casos incluyen:

  • Buscar comidas con pocas grasas.
  • No abusar de la sal.
  • Preferir los platos hervidos o a la plancha.
  • Enfatizar el consumo de pescado sobre el de carne.
  • Pedir entrantes de ensalada fresca, aliñada con aceite de oliva.
  • Tomar frutas de postre, o sorbetes de fruta.
  • Evitar los “snacks” dulces: puede incluso que sean bajos en grasas, pero muy altos en calorías.
  • No se salte comidas; mejor un mayor número de pequeñas comidas que pocas muy abundantes.
  • Evitar en todo lo posible las comidas “fast-food”.
  • Cuidado con las salsas y los condimentos envasados: suelen tener mucha sal. Sustituirlas en lo posible con (por ejemplo) zumo de limón.
  • Evitar en lo posible las patatas fritas, sustituyéndolas por patatas cocidas o guarniciones de verdura.
  • Cuidado con los embutidos, salchichas, etc: tienen mucha grasa y mucha sal.
  • Las carnes deben estar suficientemente cocinadas, sin sangre en su interior.
  • Prevención con ciertas salsas (como la mayonesa) en verano: preferiblemente, siempre se deben elegir las envasadas. 

Estas sencillas normas pueden lograr que comer fuera de casa sea tan saludable como en casa. Y sobre todo, tan seguro y placentero. Si puede comer acompañado, hágalo: será mucho más relajado, y tanto la ingesta como la digestión serán mejores (aparte de más placenteras). Es recomendable caminar tranquilamente un poco tras la comida, favorecerá la digestión.


Natalia Moragues Fernández
www.alvida.es

Benificios de la dieta Mediterránea


"Protege las enfermedades cardiovasculares."


La dieta mediterránea es pobre en ácidos grasos saturados (carne, mantequilla, lácteos enteros) y rica en ácidos grasos insaturados (pescado, semillas, frutos secos, aceite de oliva) principalmente ácidos grasos monoinsaturados (aceite de oliva)

Estas grasas insaturadas son cardiosaludables ya que previenen la aparición de enfermedades coronarias y de infartos de miocardio.

El aceite de oliva
Es uno de los pilares de la dieta mediterránea y su uso, tanto para cocinar como para aliñar platos, ha demostrado tener muchos beneficios para la salud. 
Este aceite es rico en ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico) que ayudan a disminuir el colesterol total y colesterol LDL ó “colesterol malo”. También ayuda a controlar la presión arterial.
El aceite de oliva también contiene antioxidantes como la vitamina E, los compuestos fénolicos y los carotenoides que reducen la oxidación de las grasas, previenen las enfermedades cardiovasculares y el envejecimiento.

El pescado
Contiene un perfil lipídico cardiosaludable a diferencia de la carne. Este tipo de grasas son poliinsaturadas y se denominan omega 3. Estos ácidos grasos son esenciales, nuestro cuerpo no los fabrica, y se deben aportar a través de los alimentos. El pescado azul (sardina, salmón, atún, caballa, jurel,...) es el más rico en este tipo de grasas y tienen un efecto protector para el corazón.
Previenen las enfermedades cardiovasculares ya que favorecen la circulación, aumentan o mantienen el colesterol HDL o “bueno”, reducen el colesterol LDL o “malo”, protegen las arterias de sufrir lesiones, reducen los triglicéridos y regulan la tensión arterial.

Los frutos secos
Son alimentos con un alto contenido graso, más del 50% de su peso, pero esta grasa está constituida en su mayor parte por ácidos grasos insaturados o cardiosaludables. Estas grasas cardioprotectoras están compuestas principalmente por ácidos grasos omega 6, otro tipo de ácidos grasos esenciales que nuestro organismo no puede fabricar. Los frutos secos además aportan fibra, vitaminas y antioxidantes beneficiosos para la salud
Son cardioprotectores porque disminuyen el colesterol total y el colesterol LDL o “malo”, es un vasodilatador, reduce la tensión arterial, previene el envejecimiento y, además, también tiene una acción antiinflamatoria que mejora los síntomas de enfermedades inflamatorias.

Las frutas y verduras frescas
Son alimentos ricos en vitaminas y minerales con una potente acción antioxidante. Los antioxidantes protegen el organismo frente las enfermedades como la arteriosclerosis, infarto de miocardio y procesos de isquemia.
Numerosos estudios epidemiológicos sugieren que las poblaciones que consumen una dieta rica en antioxidantes naturales tienen una menor incidencia de episodios cardiovasculares.

Los cereales integrales y legumbres
Son alimentos bajos en grasas y ricos en fibras que previenen la incidencia de enfermedades coronarias disminuyendo el colesterol total, el LDL o “malo”, reducen la formación de trombos y ayudan a regular la tensión arterial.

En definitiva, la dieta mediterránea constituye una alimentación equilibrada y saludable ya que está compuesta por una serie de alimentos que contienen propiedades cardioprotectoras.


Natalia Moragues Fernández
www.alvida.es
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